miércoles, 7 de septiembre de 2011

La cabaña de Heidegger (lectura de Verano)

Yo no elegí leer este libro.

Hay veces que un presentimiento nos impulsa a iniciar la lectura. Ese estímulo normalmente viene por unas expectativas que, a priori, cargamos sobre la portada del libro. Esta es la portada que me cautivó.

Portada del libro

La calidez de la imagen, el atractivo juego de luces y sombras, la cotidianidad de la escena... toda ella refiere "habitar". El subtítulo del libro; "un espacio para pensar" multiplicó por 4 mis expectativas. La portada emanaba una sabiduría que no podía dejar escapar. Establecido el análisis visual procedí a sopesar el libro, consultar su autor, leer su contra y examinar sus entrañas. 
El libro presentaba un planteamiento muy interesante. El enfoque que establece relaciona las conexiones que había entre el objeto arquitectónico (en este caso una cabaña) y el usuario (Heidegger; como habréis deducido!). Me pareció muy interesante ya que en la mayoría de ocasiones los arquitectos ejecutamos las decisiones en base a un supuesto usuario del cual no conocemos, ni conoceremos su identidad (de este grupo se excluyen evidentemente ciertos encargos privados). La toma de decisiones suelen ser influencia directa del entorno. El arquitecto hace las veces de usuario y esta aproximación no siempre es coincidente.
Este libro nos expone los hechos y circunstancias de la construcción y el uso y significado del espacio para el filósofo. Su autor, el arquitecto Adam Sharr, nos presenta la que es su tesis acerca de este aspecto concreto del filósofo.

Heidegger, en el comedor, pensativo
El autor hace una descripción de la cabaña tan exhaustiva como extenuante; a no ser que la intención sea visualizar la casa sin la ayuda de las excelentes imágenes que ofrece el interior del libro. La especificación de la casa abarca las 60 primeras páginas de un total de 120. Eso sí, con grandes ilustraciones de las que el interés se centra en la austeridad, la nobleza material y los objetos presentados que no en el posado fingido que desfigura la mayoría de escenas.
Quizá la parte más interesante sea la relación que describe Heidegger con el entorno y las descripciones que hicieron ilustres invitados a la cabaña a mantener conversaciones con el filósofo.

Martin Heidegger fue un filósofo Alemán (1889-1976) que buscó en las montañas de la Selva Negra (Todtnauberg) los condicionantes idóneos para desarrollar su pensamiento filosófico. La cabaña no se presenta con un significado primario de dar cobijo al usuario ni como un lugar donde protegerse del medio. Este papel le corresponde a la ciudad. En la cabaña los ocupantes son expuestos de una manera brutal frente a los medios. La arquitectura no constituye una barrera hermética al exterior. Para la mayoría esto no sería circunstancia placentera pero para el filosofo constituía el escenario idóneo. Heidegger narra que es la dureza del medio la que le permite llevar su trabajo con rigor. Los cambios estacionales, la severa temperatura, la austeridad de las laderas... No hay deleite estético del paisaje.

La cabaña en Todtnauberg
El asombro que despertaba sus largos períodos en la cabaña se entendían como aislamiento mas Heidegger lo define como soledad. "La soledad tiene el peculiar y original poder de no aislarnos sino de proyectar toda nuestra existencia hacia fuera, hacia la vasta proximidad de la presencia de todas las cosas."
Otro aspecto atractivo de la cabaña es la distribución interior. Es interesante observar los dispositivos que equipa la cabaña como la entrada con cortavientos, el lavabo y secadero semiexteriores, como la casa gira en torno a la chimenea, la ausencia total de pasillos, un dormitorio lleno de camas juntas con capacidad para 6... rompe bastantes esquemas de tipo normativo o de carácter urbano. Las comodidades quedan aparcadas. Heidegger lo lleva al extremo de hasta incluso mantener, una lámpara de petroleo, como única fuente de iluminación artificial (los últimos años se equipa de luz eléctrica).
El espacio es aprovechado al máximo rendimiento estableciendo una relación entre utilidad y disposición que se refleja en las fotografias.

En fin una lectura que en su primera fracción no convence pero que al final complace.


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